miércoles, 16 de octubre de 2019

Cuando el amor te llena el alma

Nos pasamos toda la vida conociendo personas y algunas veces nos enamoramos fugazmente, creemos que la persona que tenemos delante es el amor de nuestra vida. 
En ocasiones es así, otro otras veces la vida nos sorprende o nos quita la venda de los ojos para demostrarnos que estábamos equivocados.

Es evidente que algún detalle en todas esas personas nos hizo pensar que era LA PERSONA, pero ese detalle era erróneo. 
Yo misma he vivido detalles como esos y a toro pasado vemos que fueron cosas circunstanciales: que nos pilló en un cierto momento, que las cosas no eran lo que parecía, o simplemente no nos conocíamos tan bien como creíamos.

Sin embargo, hoy se me antoja un nuevo detalle, algo diferente que hace de alguien especial, el más especial del mundo. 
Es muy bonito compartir con la pareja gustos y aficiones, ideas y formas imprescindibles en muchos casos en el día a día, no obstante, hay algo que se nos olvida, creo yo, de una forma casi constante: cuando pasas mucho tiempo junto a una persona, cuando la vida entera fluye a su lado, habrá muchos momentos, algunos tal vez, en los que un silencio valdrá más que cualquier palabra de consuelo, que cualquier frase bien dicha. Un silencio, acompañado de un abrazo, será lo que realmente necesites. Si con la persona que compartes tu vida puede darte ese silencio y que en él te sientas cobijado, querido, arropado, comprendido, sin mediar palabra, tal vez sí sea esa la persona con quién debas estar. Porque todos somos capaces de empatizar en ciertos momentos, de decir una bonita frase, de hacer que comprendemos cuando no comprendemos, de decir con palabras lo que no sentimos porque creemos que el otro lo quiere escuchar, pero cuando la comunicación no tiene palabras, cuando son solo dos corazones que se hablan sin decir nada, entonces no hay lugar para engaños, ni malas vibraciones. Todo es simplemente comprensión, conexión y amor.

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