La verdad es que me molesta esta realidad por varios motivos.
En primer lugar porque las ventas no solo dependen del trabajo y esfuerzo del empleado, ni siquiera del bien hacer de este. Una venta tiene un componente importante que es el comprador, la situación económica de este, sus necesidades y sus creencias, entre otros factores, todos ellos fuera del alcance del vendedor.
En segundo lugar porque genera en aquellos que no alcanzan dichos objetivos (que no dependen de su bien trabajo) una sensación de inutilidad, que mina la moral de cualquiera, y una gran angustia por la posibilidad, o casi seguridad, de perder su puesto de trabajo, y eso sin entrar en los sueldos por comisiones.
Y en tercer lugar porque se corrobora que lo único importante son las ventas, no importa ni el producto vendido, ni el bienestar de los consumidores, no el de los empleados solo importa el dinero.
Para cuando podremos trabajar con objetivos reales, objetivos que dependan del trabajo de cada uno???
No sé, por ejemplo el número de contactos, o la realización de cualquier labor o proyecto, en un tiempo que se considere oportuno, sin esclavizar a nadie.
Me consta que eso existe en ciertas áreas o a ciertos niveles, pero ¿no deberíamos extender esa fórmula en la que se valora más el buen trabajo de una persona que las ventas que haga o el número de horas que se pasa en el centro laboral, sea o no eficaz y eficiente?
